En estas líneas se analizan tres textos diferentes:
el primero es el texto de un discurso pronunciado en 1975 por Jorge Rebelo, secretario nacional del Departamento de Información y Propaganda del Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO), en el marco de la Conferencia Nacional del Departamento de Información y Propaganda, en Maconia, Mozambique.
el segundo es el texto del discurso de inauguración pronunciado por Samora Machel en el Primer Seminario Nacional de la Información, Maputo, 1977.
el tercero es el texto de las resoluciones aprobadas en ese Seminario.
Relaciones de poder.
Al describir el contexto histórico, Rebelo señala tres puntos, en los cuales, entre otras cosas, afirma:
a) "El pueblo mozambiqueño, después de una lucha armada de diez años, bajo la dirección del FRELIMO, derrotó al colonialismo portugués, conquistó su independencia y se constituye en República Popular".
b) "El pueblo mozambiqueño, bajo la dirección del FRELIMO, está empeñado en la tarea de consolidar la independencia recientemente conquistada (...)".
c) "Las fuerzas reaccionarias intentan minar el desarrollo del régimen del FRELIMO, mediante sabotaje, infiltración de agentes, intentos de intimidación de pobladores".
Se ve que la fuerza orientadora del nuevo proceso era el FRELIMO, "al cual compete orientar a toda la nación, puesto que, como dice nuestra Constitución, 'el FRELIMO es la fuerza dirigente del Estado y de la sociedad'"[1]. Como dice Machel, el FRELIMO era el "único y legítimo representante del pueblo mozambiqueño". Se verifica así lo que señala Simpson cuando dice que "(...) a través de tal desplazamiento de lo teórico a lo legal y al propio texto constitucional, los sectores dirigentes proceden a legitimar el ejercicio monopólico del poder sobre la base de la supuesta posesión del saber"[2].
En Mozambique se pretendía implantar un Hombre Nuevo, y la información debía desempeñar un papel fundamental en su creación.
La cuestión a determinar.
Estudiar cuál era el papel que le correspondía a la información y a la propaganda en la "nueva" etapa que estaban viviendo, es decir, "qué papel deben desempeñar la información y la propaganda en la realización de los objetivos del FRELIMO (...)". Y ver cuáles eran los métodos correctos de concretarlas en la práctica a todos los niveles y en todos los campos: político, ideológico y de organización. Precisar las relaciones entre la información, la propaganda y el desarrollo acelerado de la revolución.
La información y la propaganda: instrumentos ofensivos de combate.
La información y la propaganda constituían en Mozambique una "importante trinchera de la lucha". En palabras de Machel, debían "ser un instrumento del Estado (...)" y debían "ser un arma de los trabajadores mozambiqueños contra el capitalismo y el imperialismo, por la construcción de las bases de la sociedad socialista". A esto, agrega "En este marco, ninguna ambigüedad, ningún compromiso, ninguna transigencia puede ser admitida. No existe término medio, no hay terreno neutral en la lucha de clases (...)".
Según el FRELIMO definió en 1975 en la Conferencia Nacional del Departamento de Información y Propaganda, informar, educar, movilizar y organizar al pueblo eran las tareas esenciales de información y propaganda.
El Departamento de Información y Propaganda era una de las ramas más importantes del FRELIMO. Le fue asignada la tarea "fundamental", de movilizar al pueblo mozambiqueño y a la opinión pública internacional en apoyo a la lucha de liberación nacional.
Durante la lucha por la liberación, se había demostrado el valor de la actividad informativa y propagandística, que en realidad constituía una estrategia de contrainformación y contrapropaganda frente a siglos de propaganda e información colonialista: dice Rebelo "en las zonas en las que fue posible realizar una intensa actividad de información y propaganda antes de comenzar la lucha armada, se conocieron éxitos inmediatos".
Eduardo Mondlane, presidente del FRELIMO
"En cambio, donde y cuando eso no fue posible, nuestros combatientes muchas veces tuvieron que enfrentar la indiferencia y hasta la hostilidad de las poblaciones, sometidos durante siglos a una intensa propaganda colonialista[3]. Lo mismo en cuanto al exterior: se perdía un considerable apoyo internacional, porque no éramos capaces de hacer llegar las noticias sobre nuestra lucha a las fuentes de apoyo potencial".
Rebelo consideraba que para reconstruir a Mozambique era necesario movilizar todos los recursos, y entre esos recursos "el más importante es el hombre, su determinación, su voluntad, su capacidad. Pero la movilización del hombre requiere un trabajo adecuado de información y propaganda". De esta forma, la información y la propaganda debían "informar y formar políticamente, educar, contribuir a las transformaciones en curso". "Así, la información y la propaganda se destinan a servir al pueblo", debían expresar los intereses de la alianza obrero-campesina.
Esto es lo que Machel llama en su texto la nueva información, "la información mozambiqueña", que nació con el FRELIMO. Era un instrumento de las amplias masas populares y de su vanguardia, "instrumento ofensivo de combate contra las maniobras, la ideología, los crímenes del enemigo".
La organización de las correas de transmisión. La movilización de los recursos humanos.
En el régimen del FRELIMO, el Estado planificaba, organizaba, dirigía y coordinaba a las masas trabajadoras y en general a la vida económica y social.
Pero en verdad eran las masas (y no el Partido-Estado) quienes realizaban las tareas de reconstrucción nacional y de defensa planificadas, organizadas, dirigidas y coordinadas desde el Estado.
Para que el pueblo pudiera realizar esas tareas, necesitaba conocerlas, comprenderlas en su dimensión nacional. Para eso necesitaba información que contribuyera a su concientización y a su movilización. Por lo tanto, esa información, como factor clave para la realización por el pueblo de las tareas encomendadas por el FRELIMO, se debía encontrar en estrecha relación con las estructuras del aparato del Estado.
Lo primero a tener en cuenta al pensar los modos de realizar esa bajada de línea informativa, fue el gran porcentaje de analfabetismo, que desaconsejaba el uso a gran escala de textos escritos. La manera de hacer la bajada de línea desde la élite fue la siguiente:
la vanguardia dentro del Departamento de Información y Propaganda del FRELIMO elaboraría documentos, un boletín oficial y panfletos,
destinados a los cuadros, principalmente delegados políticos,
para que éstos los utilizasen, a través de la comunicación oral, con las poblaciones, con el objetivo de movilizarlas, según los objetivos fijados por el FRELIMO, fiel representante del pueblo.
Además, se debían analizar cada uno de los órganos de información para determinar su situación, su eficiencia y la adecuación o no de su actividad con la línea política del FRELIMO. Había que ver cómo hacer para que el partido estuviera presente en la radio, el cine, las librerías y las bibliotecas. En este sentido existía el Instituto del Libro y del Disco. Se debía utilizar el cartel, el dibujo, la descripción oral, la caricatura y el periódico mural, con el objetivo de informar, formar y movilizar. Debido al alto analfabetismo, el acento se puso sobre la radio, pero no tuvo el éxito esperado debido a la escasez de aparatos receptores, aunque se implementaron audiciones colectivas.
Dentro de la correa de transmisión ideológica que conformaban los órganos de información, se decidió que se debían instaurar en ellos relaciones de trabajo de tipo socialista, relaciones de cooperación que unieran a todos los trabajadores, rechazando la competencia capitalista y promoviendo la emulación.
Un punto fundamental para realizar con éxito la bajada de línea fue el que competía a la función que los periodistas desempeñarían en los órganos de información.
Tarea de los periodistas.
El perfil del periodista de "nuevo tipo".
Como afirma Machel, "los trabajadores de la información (...), bajo la dirección del partido y del Estado, [debían dar] el combate decisivo para la liquidación total de los vestigios coloniales y capitalistas en la información en Mozambique". "El periodista debe asumir la conciencia de que ocupa un puesto de combatiente en el frente ideológico de la lucha de las masas trabajadoras. Debe asumir integralmente los intereses y las aspiraciones de los obreros y campesinos. Su modelo debe ser el obrero de vanguardia. Sus deberes corresponden a los de los miembros del partido". "En este sentido intensificaremos la implantación de las estructuras del partido en los órganos de información".
Un periodista marxista-leninista debía tener una rígida disciplina revolucionaria, obedeciendo las directivas del partido. Dice Machel "Combatir el subjetivismo en la interpretación de la línea del partido y en el análisis de los hechos sobre los cuales trabaja (...) Estas deben ser actitudes constantes en la vida y en el trabajo del periodista". Y además "se empeñará en la lucha contra todo tipo de desviaciones a la línea política del partido".
En esta misma línea, todo el proceso de reclutamiento, formación y actualización de periodistas fue dirigido por el partido.
El método de reclutamiento de los periodistas se realizaría sobre la base de un criterio clasista, aunque se advertía que la sola pertenencia de un periodista a la clase obrera o campesina no garantizaba que el texto que produjera fuese ideológicamente compatible con la ideología dominante en Mozambique, que, en términos marxistas, no podía ser otra que la ideología de la clase dominante: la incipiente nomenclatura del FRELIMO.
En cuanto a la formación de los periodistas, se rechazó la idea anticientífica del colonialismo burgués que, según Machel, señalaba que el periodista no necesitaba ninguna formación específica. Por el contrario, la idea del FRELIMO fue formar periodistas política y profesionalmente aptos para desempeñar las funciones de la información revolucionaria, con una elevada conciencia política. Además, se debían incluir cursos de preparación político-militar obligatorios para los periodistas. Así, Machel señala que se debía estudiar la creación en el más breve plazo de una Escuela de Periodismo, de Información y Comunicación. ¿Cuál sería la independencia de esa escuela? Dependería de la Organización Nacional de Periodistas, en vinculación con el Ministerio de Información y el Ministerio de Educación y Cultura, obviamente todos bajo el poder del FRELIMO. Pero eso no es todo, contaría también con el apoyo de, por ejemplo, la Escuela del Partido, del Departamento del Trabajo Ideológico o de las Fuerzas Populares de Liberación de Mozambique..
Sobre qué y para quién escribir.
Se debía escribir sobre el pueblo y para el pueblo. Se intentaba que los periodistas lograsen una concepción proletaria de la sociedad: comprender y conocer profundamente los anhelos, aspiraciones, dificultades y victorias de las masas trabajadoras de Mozambique era la primera tarea del periodista. Informar y contribuir a formar a las masas significaba primero informarse y formarse con las masas.
En este sentido, era fundamental romper la ligazón consciente o inconsciente de los medios al sistema capitalista, en el que los medios son propiedad privada, instrumentos de lucro, "para ofrecer información a los ricos sobre asuntos que sólo interesan a los ricos, un instrumento de engaño y embrutecimiento de las masas trabajadoras", según Rebelo. Machel agrega que la prensa colonial capitalista que había existido en Mozambique antes de la revolución del FRELIMO había defendido la explotación y a los explotadores, había apoyado la ocupación extranjera de Mozambique, había negado la cultura mozambiqueña, había difundido falsos valores, había afirmado la superioridad blanca y había despreciado al pueblo mozambiqueño como salvaje e inferior, sin cultura, ni conciencia ni voluntad propias.
De esta forma, se hacía necesario "desintoxicar" a los trabajadores de la información de las marcas dejadas por el sistema colonial-fascista-capitalista, era necesario emprender una descolonización mental, que "exige que el periodista desencadene una guerra dentro de sí mismo (...)". En el mismo sentido, era necesario ejercer "una vigilancia constante contra la reaparición de ideas viejas con ropas nuevas".
Teniendo en cuenta el papel que el FRELIMO asignaba a la información y la propaganda, los periódicos debían ser un instrumento para la información, educación, movilización y organización del pueblo, pero era en el pueblo donde se debía ir a buscar la información.
La red de corresponsales populares.
La idea de constituir una red de corresponsales populares tenía aspectos democráticos que se diluían debido a su centralismo. Era la fórmula del centralismo democrático.
Por un lado se afirmaba que:
había que acabar con el prejuicio de que sólo algunos son los que saben y pueden escribir para los periódicos;
había que eliminar el complejo de que es preciso ser instruido o tener cualidades especiales para escribir;
había que crear la posibilidad de que todos pudieran escribir, porque todos tienen algo que decir;
había que dar la palabra al pueblo.
Pero por el otro, se disponía que:
se creara una (sola) gran red de corresponsales populares capaz de cubrir todo el país;
los corresponsales populares fuesen miles de trabajadores y trabajadoras conscientes;
los corresponsales populares fuesen reclutados entre todos los mozambiqueños que sepan leer y escribir, con lo cual se excluía de un plumazo a la mayoría analfabeta de la población;
se creara una estructura simple, operativa, que cubriera todo el país y permitiera canalizar todas las situaciones, que permitiera al FRELIMO controlar a todos los órganos de información;
se convirtiera los órganos de información del partido en una expresión de las aspiraciones del pueblo;
el periodista profesional, elemento de esos órganos de información, tenía que subordinarse a la disciplina y orientación del FRELIMO, ya fuese en cuanto al contenido como a la forma;
lo que se difundiera en los periódicos o en la radio no podría estar nunca desvinculado de la causa de la revolución.
A esto, se le agregaba un tercer matiz, bastante ambiguo, aunque no en cuanto al papel de liderazgo y control por parte del partido. Se afirmaba:
que las exigencias de los dos últimos puntos no tenían carácter opresivo, ya que no se trataba de matar la iniciativa personal, ni la vocación, ni la fantasía del redactor;
pero, al mismo tiempo, era necesario que lo que se publicara encuadrara en la línea de orientación del partido. Es decir, se permitía tener iniciativa, vocación y fantasía, siempre y cuando coincidiera ideológicamente con la iniciativa del partido, con la vocación del partido y con la fantasía del partido;
y se agregaba: "pero no se piense que de esta manera está siendo negada la libertad de prensa. Por el contrario, donde esa libertad no existe es en los regímenes capitalistas, donde el periodista sólo puede escribir lo que le es impuesto por el editor dueño del periódico (...)". Y sobre esto último tenía razón, aunque en realidad la libertad de prensa en regímenes democráticos capitalistas es un principio por el cual toda la población tiene derecho a publicar lo que quiera sin censura previa, aunque, claro está, debe tener los recursos para pagarse el costo de la publicación;
finalmente cerraba con una frase que deschava la no libertad de la prensa que en el fondo se proponía: "La prensa sólo es libre cuando se libera de la deformación impuesta por la competencia capitalista, cuando es de las masas, por las masas y para las masas populares". Queda claro que en el centralismo democrático, la prensa era del partido-Estado[4], por los periodistas y corresponsales dirigidos por el partido, y para movilizar a las masas populares en favor de los objetivos del partido. No había allí mucho de libertad.
De todos modos, y para cerrar, es también necesario indicar que ese manejo de la información y de la propaganda se dio en un contexto de guerra civil, en el cual sería casi insólito que existiera un sistema comunicacional auténticamente democrático.
Jorge Rebelo, "Información y propaganda", en Armand Mattelart, Comunicación y transición al socialismo, México, Serie Popular Era, 1981; Samora Machel, "Hacer de la información un destacamento avanzado de la lucha de clases en la revolución", Ídem; José Luis Cabaço, "Reclutamiento, formación y actualización de periodistas", Ibídem.
[1]Jorge Rebelo, op. cit. "Información y Propaganda", pág. 132.
[2]Máximo Simpson Grinberg, Las organizaciones sociales como correas de transmisión ideológica del aparato estatal. El caso de los socialismos reales, Buenos Aires, Ediciones Cursos Universitarios, 1994, pág. 23.
[3]Se ve aquí la diferencia que había entre el pueblo y la vanguardia, y aparece el factor externo (la propaganda) como elemento a inyectar al pueblo para lograr su propia liberación.
[4]Recordemos que se hablaba de "nuestros periódicos", "nuestra radio", "nuestros órganos de información". Ese nuestro no refiere al pueblo, refiere al FRELIMO. Ver pág. 128, párrafos 2 y 3.