Las diferencias están más que nada en el nivel de análisis. Mientras que Marcuse analiza situaciones de dominación a un nivel más práctico, de la vida cotidiana, Althusser intenta una superación teórico-científica de lo que considera descriptivo en la teoría marxista, proponiendo nuevas categorías teóricas, como los Aparatos Ideológicos del Estado o su definición de la estructura común a toda ideología.
Ambos creo que le dan gran importancia al papel que tiene la superestructura en el mantenimiento y reproducción del sistema, por más que en última instancia la determinación provenga de la base.
Una diferencia la marca Marcuse cuando considera que habría que cambiar la teoría marxista de la creación de plusvalía, ya que el cambio tecnológico está provocando que la productividad este determinada por las máquinas y no por el rendimiento individual. En cambio Althusser no cuestiona esta parte de la teoría marxista.
Por otra parte, Marcuse analiza la sociedad soviética, la critica y hace ciertas propuestas para que se pueda dar el cambio cualitativo en la sociedad industrial moderna, que mezcla el Estado de Bienestar con el Estado de Guerra. Althusser no hace propuestas, pero sí indica cuál es un lugar clave para que se de la lucha de clases: el interior de los AIE y específicamente el considerado por él fundamental: la educación.
Podríamos decir que muchas de las situaciones que analiza Marcuse no son más que, en términos de Althusser, los efectos de la ideología de la clase dominante a través de los Aparatos Ideológicos del Estado sobre los “sujetos”[1], en tanto que toda ideología interpela a los individuos como sujetos para que se sometan libremente a las órdenes del Sujeto (en este caso la clase dominante, la burguesía), por lo tanto para que acepte libremente su sujeción, con la garantía de que todo andará bien (se satisfacerán las necesidades verdaderas y falsas) si se reconocen como lo que son y se conducen en consecuencia (sin rebelarse).
Las necesidades falsas o represivas (en términos de Marcuse) serían creadas por la clase dominante a través de los AIE (en términos althusserianos) y a partir del aparato productivo, para hacer más “grata” la aceptación de la ideología de la clase dominante y de esa manera hacer que los sujetos “anden solos” sin necesidad de utilizar el aparato represivo del Estado.
Así Marcuse observa que hay una ausencia de libertad de pensamiento, de palabra y de conciencia que es tomada cómoda, razonable y democráticamente y que por lo tanto excluye la posibilidad de generación de ideas críticas (el sujeto anda sólo). Y según él es tomada así, porque las clases dominante manipulan las necesidades de la gente posibilitando su satisfacción al interior del mismo sistema burgués.
Ante esta situación, Marcuse analiza distintos puntos:
La necesidad de la toma de conciencia de su servidumbre por parte de los individuos como primer paso hacia la liberación, pero esa toma de conciencia está estorbada por esas necesidades falsas y artificiales que ya han sido “hechas carne” por los individuos. Por lo tanto sería necesario reemplazar la necesidades falsas por otras verdaderas y abandonar la satisfacción represiva.
El uso de la idea de libertad como instrumento de dominación, como libertad en la elección de los amos, que no suprime ni a los amos ni a los esclavos.
Los mass-media como instrumentos importantísimos en su poder de adoctrinamiento.
La nivelación de la distinciones entre clases porque comparten las mismas necesidades y las satisfacen de manera parecida. Se genera una falsa conciencia.
La conciencia feliz como conceptualización del conformismo generalizado. “¡La comunidad está demasiado satisfecha para preocuparse!”.
La gente se reconoce en sus mercancías y hay una mimesis o inmediata identificación entre el individuo y su sociedad.
La invasión del espacio privado por la realidad tecnológica (principalmente los medios) hace que se reduzca el poder del pensamiento crítico.
El punto de vista operacional en la ciencia que excluye aquellos conceptos no traducibles en operaciones.
Los modos de protesta y trascendencia ya no son contradictorios del statu quo (zen, modo beat de vida).
La unificación de los opuestos en la política y la unión de empresas y sindicatos.
La gran cohesión de la sociedad capitalista frente a la amenaza del enemigo externo representado por el comunismo internacional.
La transformación de las clases trabajadoras: mecanización que reduce el esfuerzo físico y por lo tanto parecen ser menos explotadas; la estratificación ocupacional, que aumenta la cantidad de trabajadores de cuello blanco; cambios en la actitud y conciencia del trabajador; y por último, la imagen de la clase trabajadora ya no más como la contradicción explícita de la sociedad.
Todo esto provoca el surgimiento del pensamiento y la conducta unidimensional en el que las ideas, aspiraciones y objetivos están incluidos en los términos del universo capitalista burgués. Principalmente está promocionado por la política y los mass-media.
Pero este pensamiento unidimensional no sale de la nada, sino que se basa en el profundo desarrollo de la producción material que se da en la sociedad industrial avanzada (adecuación de la superestructura a la base) y que, gracias a la creciente automatización, posibilitará en un futuro lo que Marcuse llama la pacificación de la existencia o el cambio cualitativo, que se relaciona con la revolución socialista. Para evitar este desenlace, la sociedad industrial moderna necesita contener la tendencia de la racionalidad tecnológica dentro de las instituciones establecidas, lo cual representa la contradicción interna de la civilización, el elemento irracional en su racionalidad. Puedo decir que tanto Marcuse como Althusser concuerdan en que en última instancia, la base determina a la superestructura.
Althusser creo yo concuerda con las tendencias mencionadas en los distintos puntos, pero no las analiza explícitamente sino que más bien estudia cuál es la función que cumplen desde el punto de vista teórico: la necesidad de la clase dominante de reproducir una fuerza de trabajo competente y las relaciones de producción necesarias para el mantenimiento de la dominación capitalista, a través de los aparatos ideológicos del estado que utilizan a la ideología para tal fin. Digamos que lo formula más claramente dentro de los términos de la teoría marxista.
Marcuse se dedicaría, en términos de Althusser, a analizar en el modo de operar de los AIE y los efectos provocados en la sociedad, mientras que este último se preocupa por desentrañar su estructura (de los AIE) en función de una articulación con la metáfora marxista de base superestructura que, según él es buena, pero no es una teoría científica pura, ya que es descriptiva y por lo tanto requiere una superación.
Una diferencia que veo es que mientras Marcuse privilegia la acción de los medios como difusores de la base ideológica del hombre unidimensional, Althusser privilegia a la escuela como el principal AIE.
Marcuse atribuye a los medios el papel principal en la promoción del lenguaje del pensamiento unidimensional, que aboga por la identificación y la unificación. Considera que existe una operacionalización del lenguaje que identifica las cosas e incluso a las personas con sus funciones y que tiende a hacer que los conceptos sean absorbidos por las palabras, impidiendo de esta manera el pensamiento conceptual y por lo tanto impidiendo el pensamiento. Se da entonces un lenguaje orweliano que reconcilia los opuestos uniéndolos en una estructura firme y familiar que oculta las contradicciones (ej. el crecimiento del capitalismo como socialista, una elección dirigida libre, etc.) y que es aceptado por la gente. Las proposiciones se transforman en órdenes dirigidas “a vos” que poseen un carácter hipnótico. De esta manera se produce un lenguaje anticrítico y antidialéctico que suprime la historia y que reemplaza viejos conceptos históricos en definiciones operacionales que transforman lo falso en verdadero. Es este un lenguaje cerrado que no demuestra ni explica, sólo comunica decisiones, fallos, órdenes; establece lo que es correcto y lo que está equivocado sin permitir dudas.
Creo que en este punto se puede hacer una relación con el concepto de ideología de Althusser. Por más que él considera que el principal difusor de la ideología de la clase dominante es el sistema educativo, creo que hay una similitud entre lo que plantea Marcuse que provoca el lenguaje unidimensional (que es ideológico) y la estructura de toda ideología definida por Althusser. Según este último, la ideología:
Interpela a los individuos como sujetos. Vendría a ser lo que hacen los medios cuando “te hablan a vos”.
Sujeta a los sujetos al Sujeto. Sería lo que hace el lenguaje cerrado cuando comunica decisiones, fallos, órdenes a la gente, que de esta manera se ve sujetada a la ideología de la clase dominante y a la clase en sí.
Reconoce mutuamente a los sujetos y el Sujeto, a los sujetos mismos y finalmente el sujeto se reconoce él mismo. El reconocimiento de los sujetos y el Sujeto no creo que sea consciente en los “sujetos” de la ideología burguesa, si seguimos el pensamiento de Marcuse. Ellos se creen libres, tienen una falsa conciencia. Por el contrario, sí hay reconocimiento entre los sujetos mismos, a través de las mercancías y de la mimesis que se produce entre los individuos y la sociedad (en términos de Marcuse). El momento del reconocimiento del sujeto por él mismo no lo veo muy claramente y no le he encontrado una relación.
Da la garantía absoluta de que todo está bien como está. Veo esto en la conciencia feliz, en el conformismo de “La comunidad está demasiado satisfecha para preocuparse”.
Finalmente y luego de lo expuesto, creo que más allá de diferencias en el nivel de análisis los dos textos se articulan bastante bien, uno desde categorías teóricas (Althusser) y el otro desde cómo se está transformando la sociedad a partir del funcionamiento de aquellas categorías (Marcuse).
[1]Marcuse no distingue entre individuo y sujeto y más bien habla de individuos, mientras que para Althusser el concepto de sujeto (diferenciado de individuo) es central para entender la estructura de la ideología. Con respecto a los Aparatos Ideológicos del Estado de Althusser, Marcuse se referiría a ellos de una forma muy general como “los controles”.