Mi propuesta es tratar de encarar "El Problema del Otro" de Todorov, suponiendo que se incluyera dentro de los otros existentes para la cultura occidental, un nuevo "otro" que parece haberse puesto de moda hablar de él en los últimos años, pero nunca con la certeza de que realmente exista: el otro extraterrestre.
Todorov bien dice: "el otro está por descubrir" y "el hombre nunca está solo"; evidentemente Todorov hace éstas menciones, no pensando en seres extraterrestres, sino relacionándolas con el momento en que un niño acaba de nacer, en el cual su mundo es el mundo, y luego tomando al crecimiento como un aprendizaje de la exterioridad, que finalmente acaba por absorber al yo. ¿Qué tal si la cultura occidental, creyendo conocer y dominar a culturas diferentes que muestra como algo exótico en los canales y revistas de divulgación científica, sólo se encuentra en esa etapa en que el niño acaba de nacer y está iniciando su crecimiento con el aprendizaje de la exterioridad?
Considero que el hombre occidental no ha pasado por alto esta pregunta, quiere crecer y entender a los otros, y no se puede quedar con la intriga de no conocer a un otro posiblemente existente e infinitamente más grande y diferente que los otros que ya conoce. Es por esto que la ciencia ya ha emprendido grandes inversiones de dinero, instalando inmensos radares apuntando al cielo con el único objetivo de recibir alguna señal de algún "otro" que todavía no conoce y se desvela por entender, o insertando en toda sonda que envía al espacio un disco láser con fáciles instrucciones para su uso, en el que incluye información acerca de éste planeta y principalmente de lo que es su mundo, la civilización occidental.
Un tema de interesante análisis, es como la civilización occidental encararía una relación para entender a un otro extraterrestre supuestamente superior, lo que encerraría una contradicción en sí misma. Ya no se daría la situación como en el descubrimiento de América. La primera etapa del interés por el otro existiría, pero con la variante de que seguramente no podría comprender a ese otro, ya que manejaría conocimientos mucho más avanzados, lo que produciría en el hombre occidental un abandono de su sentimiento de superioridad. Consecuentemente la segunda etapa podría darse inversamente, siendo esta vez la civilización occidental la absorbida por la otra civilización extraterrestre. Pero ésta situación presentaría un inconveniente mucho mayor: ya no sería la absorción de una cultura de seres humanos a otra también de seres humanos; podría ser que estuviésemos en una situación como la que se daría si el hombre occidental intentara absorber la cultura de los chimpancés africanos...
Pero en éste análisis estaríamos asumiendo que éste otro extraterrestre posee ese rasgo específico de la civilización occidental humana que es entender al otro y luego asimilarlo a su propio mundo, con lo cual seguramente caeríamos en un error. Si los extraterrestres, supuestamente muchísimo más adelantados que nosotros todavía no nos han colonizado, significa que al menos por ahora no hemos entrado en los planes de extraterrestres colonizadores, o que si hay extraterrestres que nos conocen, no tienen el objetivo de colonizarnos, ni siquiera de influir mucho en nuestra civilización. Podríamos decir que respetan al otro (la civilización occidental en este caso) como otro, y que ya en éste, quizás mínimo rasgo, estaría a la vista su superioridad (siendo éste mismo un análisis en términos inferioridad-superioridad, con la diferencia de que esta vez asumiría mi inferioridad, pero esta inferioridad se daría con el respeto del ser superior).
Por otro lado, podríamos encarar dentro del análisis del otro interior, la posibilidad de encontrar a través de él a un otro exterior inmaterial, que quizás pudiera ser extraterrestre (aunque en el plano inmaterial ésta expresión no tendría sentido). En realidad, en la mención de Todorov a ese otro interior, probablemente ocurra, que ese otro interior, no sea un otro, sino que sea una parte de nosotros mismos que desconocemos conscientemente, y que por lo tanto desde la consciencia del pensamiento se la denomine como un "otro interior". Asumo que el análisis en términos inmateriales se me escapa de las manos, ya que provengo de una cultura básicamente material, y mis conocimientos sobre el tema son escasos.
No por ello dejaré de dar una conclusión: la aparición de un otro extraterrestre en la cultura occidental podría llevar, según mi interpretación, a tres consecuencias.
La primera sería que nuestra cultura fuera exterminada y que fuésemos utilizados como animales; ésta posibilidad se daría en el caso de que fuese imposible, debido a nuestra inferioridad, asimilarnos a su mundo.
Como segunda opción estaría la analizada anteriormente; que nuestra cultura fuese absorbida por la civilización extraterrestre que nos haya conocido. Estas dos opciones serían probables si nos encontráramos con extraterrestres colonizadores.
La tercera opción se daría en el caso de que conociéramos a una cultura extraterrestre que respetara al otro como otro, lo que sin embargo hubiese modificado las relaciones que se daban entre la cultura occidental y las otras culturas terráqueas, pudiendo producir esto, o una mayor cohesión entre las culturas terráqueas frente a un otro que monopolizaría la visión del otro de éstas culturas, o quizás podría ocurrir que, tomando la idea de Castoriadis, la civilización occidental aumentara su odio a sí misma debido a una toma de conciencia de su inferioridad frente a esa cultura extraterrestre, y que por lo tanto, trasladase ese odio a si misma hacia las otras culturas terráqueas consideradas por ésta como inferiores.
No hay duda que la aparición de un otro extraterrestre complicaría mucho las cosas, y no sé hasta que punto las consecuencias de ésta posible relación ha sido analizada por los científicos que constantemente están buscando alguna señal en el universo.