Proyecto de investigación.
El objeto construido de estudio para este trabajo es lo que he llamado el campo del levante en el ámbito de las “discos” de clase media en la Ciudad de Buenos Aires en 1997.
Chicos y chicas desde los 16 ó 17 años comienzan a ir a bailar “a la noche”, esto es desde las 2:30 hasta las 6hs., pero en realidad no todos van a lo mismo. Algunos están de novios/as y solamente acompañan a sus amigos/as, a otros les gusta sólo bailar, pero existen muchos jóvenes que van a participar de un juego, el juego del levante, que sólo se practica dentro del boliche, su ámbito.
Es este juego el que me he propuesto investigar en términos de campo, en el que intervienen agentes con habitus similares, que luchan por un capital, con distintas estrategias, distintas apuestas, con distinto interés en un juego que presenta regularidades estructurales.
La referencia a discos de clase media de la Capital está fundada en que el juego del levante se puede modificar según cambiemos de clase y de lugar geográfico. De esta manera, en el ámbito elegido me encuentro con agentes de habitus similares y que por lo tanto tienen prácticas similares en función de su capital económico y social, que determina el “sense of one’s place” y el “sense of other’s place” cuando se va a bailar.
La hipótesis de este trabajo es que aquello que en última instancia e inconscientemente está en juego en el campo del levante es la autoestima. Los dominantes son los chicos que logran transar[1] chicas, y las chicas que se dieron el lujo de rechazar a la mayor cantidad de chicos y/o que se transaron al que más les gustó. Los dominados son los que no logran estos objetivos, ya sea porque lo intentaron y fracasaron o porque no lo intentaron pero lo deseaban (en el caso de los varones) o porque nadie se los propuso cuando en realidad lo deseaban (en el caso de las mujeres). Todo se hace por una cuestión de autoestima, de sentirse que se es atractivo para el sexo opuesto. No hay intención de formar una relación estable y muchas veces la relación termina la misma noche.
Existen dos tipos básicos de agentes: los de sexo femenino y los de sexo masculino, que marcan una división fundamental en las estrategias y en el trabajo del levante: el hombre, con una posición activa, aumenta su autoestima sólo cuando llega a transar, ya que en los encares[2] infructuosos su autoestima se ve disminuida (lo mismo pasa si fue con intenciones de levantar y no le habló a ninguna chica); en cambio, para la mujer (que casi siempre tiene una posición pasiva) negársele a un hombre le sube su autoestima, mientras que al transárselo su autoestima no se eleva tanto como la del hombre.
Dentro de las relaciones de encare, será muy importante tanto el volumen total de capital como su estructura.
Las formas fundamentales de capital (económico, cultural y simbólico) tienen valor dentro del campo estudiado, pero existen formas específicas de capital según el sexo de los agentes.
En el caso de los varones, los dominantes generalmente son los de mayor experiencia, lo que no necesariamente quiere decir que tengan más edad. Esa experiencia les ha servido para refinar sus estrategias, para adquirir capital social (conocer gente que va allí, a alguno de la puerta, al barman) dentro del boliche y para adquirir capital lingüístico: hay que ser gracioso, deshinibido, hablar de lo cotidiano o incluir alguna expresión romántica. Al discurso se le dará un precio, la mujer, que es la que decide, le dará un precio. Ellas fijan las leyes de formación de precios propias del mercado, aunque no hay un mercado totalmente unificado. De todos modos, los hombres una vez que empiezan a tener éxito en las conquistas, generalmente repiten siempre lo mismo, depuran su lenguaje y logran acceder a la posición de dominio (es lo que se llama “tener parla”). El capital económico es importante para el hombre como medio para llevar adelante estrategias (por ejemplo, invitar a la mujer con un trago). Finalmente, la “pinta” (entendida como capital de belleza) que tenga el varón será también de importancia.
En el caso de las mujeres, el capital más importante para llegar a tener éxito es la belleza (aunque hay veces que si son demasiado lindas los hombres no las encaran porque están seguros de que serán rechazados). El capital social también es importante, mientras que el capital cultural u económico no tienen demasiada importancia (mientras pueda pagar la entrada).
Los boliches, que lucran económicamente por prestarse como ámbitos en los que permiten el juego, otorgan un título a aquellos pocos que son los máximos dominadores (poseen un gran volumen total de capital): la tarjeta VIP, que posibilita a su poseedor el acceso a un lugar de privilegio: no se paga entrada y se puede concurrir a un lugar reservado para los dominantes: el VIP. Los varones que acceden a su tarjeta VIP son aquellos que han alcanzado un gran capital social de tanto ir a bailar o que poseen un gran capital simbólico. Las mujeres que acceden al lugar generalmente son las más lindas o las que tienen más contactos (capital social); el VIP les da más prestigio y pueden aspirar a hombres de mayor capital que los que hay en el resto del boliche. De esta manera, el dominante se siente “como hay que ser”, todo el juego del levante le es ideal y se siente muy importante: su autoestima es fuerte.
En cambio, los que están en la posición de dominados, tienen la sensación de timidez, tensión, exageran o se quedan cortos, se sienten casi fuera de lugar. En el caso de los hombres, los dominados generalmente son aquellos que no conocen demasiado las reglas del juego. No tienen experiencia en las estrategias, no dominan el lenguaje y por lo tanto la mayor parte de las veces son rechazados por las mujeres. Por su parte, la chicas dominadas son principalmente aquellas con menor atractivo físico y con menos contactos (capital social).
Si el objeto de estudio funcionara efectivamente como campo, se debería dar que los dominados tuvieran estrategias de lucha contra los dominadores para acceder a una posición de dominio, pero en realidad, más allá del desprecio que sienten por ellos “mirá a ese banana” “que cheto pelotudo” “rubia cerebro de mosquito”, no están en condiciones de modificar las reglas del juego dentro del campo, porque en realidad el boliche funciona muchas veces como un aparato.
De esta manera, o dejan de ir a bailar para encontrar la relación con el sexo opuesto de otra forma, o pagan el derecho de piso hasta adquirir cierto capital y acceder a una posición de dominio, que está en constante renovación porque ir a bailar y de levante está relacionado socialmente con una determinada edad en la que no se buscan relaciones duraderas y en la que hay una fuerte relación con los amigos. En pocos años esto cambia, se buscan relaciones duraderas y se deja de ir a bailar. Por otro lado, el boliche no obliga a nadie a participar del juego, y cualquiera es libre de mostrarse desinteresado, pero también es cierto que como parte del habitus de la juventud de clase media de la Ciudad de Buenos Aires, existe como regla no reglada que para divertirse hay que ir a bailar; se trata de un mercado libre en el que la noción de habitus se impone.
No he tomado en consideración para el análisis a ciertos personajes propios del boliche: el/los dueños, los barman, el/los discjockey y los patovicas[3].
La investigación a realizar será sistemática, para probar el sistema de relaciones propuesto y para ver si es posible sostener la hipótesis. En realidad en el trabajo no existe una única hipótesis, sino que hay un cuerpo de hipótesis que plantean el funcionamiento y la estructura del campo definido. La teoría y la metodología estarán en absoluta correspondencia.
Como método propongo la observación sistemática y metódica, combinada con encuestas, que me permitirán obtener una serie de datos en función del modelo de campo propuesto anteriormente.
Antes de la entrada al boliche se deberá averiguar mediante encuestas: la edad, el sexo, el número de TE (lo cual ya lo identifica), hace cuánto que va a bailar, su clase social y a qué va a bailar, si quiere conocer chicos/as o no. Las encuestas se deberán hacer a cada integrante de distintos grupos de amigos.
Paralelamente se observarán tipos de vestimenta, su apariencia física, para poder conocer el habitus inscripto en el cuerpo de los agentes.
Ya dentro de la disco, comenzará la observación de los encuestados, cuidando de que no reconozcan al investigador. Dada la dificultad de seguir los movimientos de los encuestados dentro del boliche, habrá que ajustar cuál es el máximo número de personas que cada investigador está en condiciones de observar.
La observación deberá estar destinada a captar especialmente, a aquellos que tienen interés en el juego, ya que son los que forman parte del campo y del cuerpo de hipótesis.
En el caso de los varones, se observará si hubo actitud de relacionarse con mujeres, con cuántas lo intentó y eventualmente con quienes finalmente logró la relación. Se observará la conducta del grupo de amigos, cuál es su actitud frente a una eventual transa de alguno de sus miembros, si se lo felicita, se lo palmea, si reina un ambiente de júbilo. De lo contrario (en el caso de que no hubiera éxito), se observará la reacción del grupo, si se va temprano, si baila o no lo hace, si está sentado con cara de aburrimiento, etc.
En el caso de las mujeres, se observará cómo se muestra, cómo baila, a cuántos rechaza, cómo lo hace y si finalmente acepta transar con alguno. Luego también habrá que analizar cómo la recibe el grupo, del mismo modo que lo hecho con los varones. De lo contrario se analizará su timidez, su aislamiento, si intenta la relación o si sólo se queda sentada durmiendo o haciendo pasar el tiempo.
Siempre que se haya detectado una relación, se deberá llamar por teléfono al entrevistado unas semanas más tarde y preguntarle si la relación continuó o no.
Un punto que no habría que dejar de observar es la posesión de los distintos capitales por los agentes: en el caso de los varones, capital lingüístico (se verá en los encares, si hace reír a la chica, si es rechazado rápidamente o no), capital social (cuál es su red de relaciones al interior del boliche y más allá de sus amigos), capital económico (se observará en su vestimenta, en su consumo de tragos), capital de belleza (que tanto se adapta a los ideales de belleza de la sociedad, su altura aproximada, si es flaco o no, su color de pelo, sus ojos..., etc.); en el caso de las chicas, se observará su capital de belleza, su capital social y su capital económico. En ambos sexos, el análisis del capital cultural a través de formas de consumo al interior del boliche o a través de los signos del cuerpo se hace bastante dificultoso.
Hay que destacar que tal como dice Bourdieu, “los agentes se clasifican ellos mismos al distinguirse con vestimenta, alimentos, bebidas, deportes, amigos, que en las relaciones funcionan como signos distintivos y de distinción”.
Una vez obtenido toda una serie de datos sobre los agentes y su desempeño como dominantes o dominados, se utilizará el método comparativo de los datos que permitirá encontrar las invariantes propias de cada posición relativa dentro del campo y que permitirá verificar si el funcionamiento propuesto del campo es el correcto.
De ser cierta la hipótesis propuesta, que considera que la autoestima es lo que está en juego en última instancia (inconscientemente) en el campo del levante, se debería dar la siguiente situación:
la relación de transa no debería durar (por lo tanto las estrategias de encare no estarían dentro de las estrategias de reproducción de la sociedad)
los varones que han logrado transar deberían demostrar euforia, un recibimiento triunfante por parte de su grupo de amigos, mientras que los que han fracasado o ni siquiera lo han intentado se deberían mostrar deprimidos, hablando con amigos sin mucho entusiasmo o durmiendo en algún sillón.
las mujeres que han rechazado a muchos hombres deberían mostrarse importantes, felices. Aquellas que hayan transado con un chico deberían ser recibidas por su grupo de amigas con sonrisas, bromas, etc. y deberían ser el centro entorno del cual se conversa. Por su parte, las que no hayan sido encaradas deberán mostrarse aburridas, desconformes, aisladas del juego.
Habrá que definir una serie de indicadores que señalarán los distintos estados de ánimo de los agentes.
Los investigadores deberán ir rotando entre los distintos boliches seleccionados como ámbitos del campo para que pasen lo más desapercibidos posible de los agentes y para que no haya siempre un mismo observador para un mismo ámbito. La investigación se sostendrá por un lapso no menor de tres meses, con el objetivo de que haya una gran cantidad de información.
El análisis en términos de campo lo propuse ya que dentro de los boliches se da una red de relaciones, con ciertas regularidades, en las que se juega un juego específico propio del boliche, en el que hay estrategias (aunque no se ven revoluciones parciales), posiciones diferentes y donde intervienen distintas formas de capital.
Análisis del proyecto de investigación desde la óptica de Pierre Bourdieu.
(Bourdieu, P. “El oficio del sociólogo”, partes primera y segunda).
Uno de los puntos que de mayor debilidad del trabajo está en la falta de lo que Bourdieu llama vigilancia epistemológica, que requiere una división entre el lenguaje y las nociones comunes y el discurso científico. Por más que se hizo una definición previa del objeto según la noción científica de campo y por más que se propuso una explicación de la vida social dentro del boliche que está alejada de como los agentes la piensan, continúan existiendo relaciones de intercambio entre el sentido común y el sentido común científico, ya que el autor de la investigación mantiene una relación de familiaridad con el universo social que estudia.
Al trabajo le falta un análisis de la lógica del lenguaje común dentro de los boliches para evitar tomar como datos a objetos preconstruídos en y por la lengua común. Habría que redefinir las palabras comunes como por ejemplo autoestima, belleza, angustia, orgullo, etc. dentro de un sistema de nociones expresamente definidas y metódicamente depuradas y sometiendo a la crítica a las categorías, los problemas y esquemas que la lengua científica toma de la lengua común. Falta la explicitación de los esquemas utilizados.
Por más que para la investigación se toma correctamente al objeto como “objeto que no habla” y la posición del investigador no está anulada, la metodología propuesta para la investigación bajo el nombre de observación sistemática y metódica no tiene reglas o supuestos explícitamente definidos. No se hace explícita la teoría y los supuestos que están implícitos en la práctica adoptada y por lo tanto hay menos posibilidades de que sea controlada. No se explicita por qué se intentan obtener ciertos datos (cuánto hace que va a bailar, edad, sexo, si esta de levante) o por qué por ejemplo, se estudian a los agentes siempre dentro de su grupo de amigos y en su interacción.
Otro de los puntos que el trabajo ha dejado de lado y que sería necesario investigar surgen del hecho de que se intenta definir la verdad de un fenómeno cultural independientemente del sistema de relaciones históricas y sociales del cual el parte. Se debería hacer un recorrido histórico de la evolución de las formas de diversión en la juventud en las últimas décadas, cómo se pasó de las fiestas informales en clubes a un sistema organizado y sistemático de diversión, como así también la modificación en las relaciones hombre-mujer en la juventud y el cambio en el papel asignado a está última (más allá de que la juventud no sea más que una palabra).
Para defenderme de esta autocrítica, quiero aclarar que mucha de la “indeterminación” del trabajo se debe a que esto es tan sólo un proyecto de investigación, que no ha comenzado a investigar todavía y que por lo tanto no ha tenido la oportunidad de ajustar su metodología, de redefinir el objeto o el funcionamiento del campo, que como dice Bourdieu, no se define de antemano y de una vez y para siempre, sino que se va reajustando a medida que se investiga.
Análisis del proyecto de investigación desde la óptica de Karl Popper.
(Popper, K. “La lógica de las ciencias sociales”).
Al haber partido de una teoría, la de los campos, para el análisis de un objeto construido, estuve dejando fuera de la ciencia el contexto de descubrimiento, tal como lo propuso Popper.
Pero en realidad nunca podré probar el cuerpo de hipótesis propuesto. A lo sumo, podré decir que es fuerte, que resiste la falsación, pero no que es verdadero. Por lo tanto, con el sólo hecho de proponer una metodología para contrastar la teoría con la práctica no estaré verificando absolutamente nada. Lo que sí podré hacer es perfeccionar la teoría en esas partes en que la práctica la contradijo, reformulando hipótesis o la estructura del campo estudiado.
Así, la investigación se erigirá como una explicación posible de lo que allí sucede, siendo posible su superación por otra teoría. Porque como dice Popper, el juego de la ciencia no se acaba nunca y aquel que decida que sus enunciados científicos no requieren ninguna contrastación ulterior y que pueden considerarse definitivamente verificados, se retira del juego. Toda la teoría de Bourdieu, en la que se ha basado este proyecto de investigación, lógicamente está dentro de ese juego. Que ella misma sea la teoría específica del juego no excluye que en verdad también esté jugando.
Una cuestión polémica surge de las reglas metodológicas. Según Popper, las reglas del procedimiento científico han de ser tales que no protejan a ningún enunciado de la falsación. En este trabajo, las metodologías utilizadas han sido seleccionadas según la teoría (siguiendo la negación que Bourdieu hace de la oposición entre teoría y metodología) y la intención no ha sido falsar lo propuesto, sino que más bien ha sido formulada con el ideal de poder verificarlo.
-----------
[1]Besarse en la boca y manosearse por un rato.
[2]Intentos de “transar” con una chica.
[3]Personal de seguridad.