Neustadt en Tiempo Nuevo
Neustadt es una persona que no puede quedarse quieta. Camina por el estudio, gesticula con su cara, mueve las manos. A pesar de sus 71 años, que comúnmente se encarga de recordar, siempre destaca al máximo su jovialidad, su energía, muchas veces haciéndose el gracioso (sobre todo si está con invitadas mujeres).
Tiempo Nuevo comienza como muchas revistas: con un editorial. Siempre parado, dando pequeños pasitos, maneja el eje o-o cambiando de cámara constantemente -son tres que lo enfocan- e imponiéndole ritmo y “modernidad” a su enunciación.
Mientras tanto, va desarrollando sus opiniones sobre temas muy variados de la actualidad, relacionando todo con todo, quizás un tanto abductivamente; de todas formas, generalmente sus razonamientos son inductivos: da ejemplos y saca conclusiones.
El eje o-o es muy fuerte en este tramo del programa y sólo es interrumpido por los constantes movimientos de cabeza hacia los papeles que tiene sobre su escritorio pero que la cámara no muestra. Se oculta el hecho de que en realidad Neustadt tenga la editorial escrita previamente y sobre su escritorio. Se intenta crear un efecto de improvisación. Los planos permiten apreciar todos sus gestos, muy variados por cierto: mirada hacia la parte superior izquierda de la pantalla cuando piensa algo (imagen de improvisación), morderse el labio inferior con movimientos de cabeza como si dijese “no” (para expresar disconformidad) y toda una serie de muecas de uso común entre la gente. Los gestos con las manos son muy usados, mas que nada como marcas de estilo: si Bernardo no gesticula no es Bernardo.
Caminar por el estudio le sirve para pasar de un tema a otro -que coincide con lugares del estudio diferentes- sin necesidad de corte. Mientras camina habla, diluyendo el antiguo tema para introducir el nuevo e ir al encuetro de los invitados correspondientes. Durante esta transición, el eje o-o se va diluyendo hasta desaparecer casi por completo durante el transcurso de las entrevistas.
Durante estas últimas, tanto el conductor como los invitados se miran entre ellos a los ojos. Los espectadores asisten a la conversación; no se los contacta, salvo en las ocasiones que considera pertinente realizar alguna aclaración al público para que pueda entender de lo que se habla o para hacer algún gesto que busca complicidad con el espectador.
Más allá de las funciones anteriormente descriptas, el conductor utiliza el eje o-o para introducir o cerrar temas con invitados, presentar imágenes de archivo, de exteriores o trazados gráficos y para ir al corte.
El lenguaje que utiliza es coloquial, pero de gente madura; es el lenguaje de Doña Rosa, a quien no tutea. Es justamente Doña Rosa y su familia el sujeto enunciatario que construye el texto y es a ellos a quienes Neustadt les habla. Es por esto que muchas veces explica ciertos temas no muy complicados, pero que considera Doña Rosa no entiende. En el programa del 30/4 pidió perdón por citar una frase de Platón, lo que indica claramente que el público al que se dirige no es el mismo que el de su “amigo” Mariano.
Su postura como enunciador es pedagógica; habla desde la experiencia, desde una persona que vivió mucho y es justamente esto lo que le da sabiduría “yo viví en un país en el que...”. No es un intelectual, es un hombre maduro, de la calle, que enseña y explica a un público un tanto ignorante, muchas veces mediante gestos u expresiones que buscan complicidad. Esa experiencia desde la que habla se aprecia claramente en la presentación del programa, en la que va caminando desde el pasado hacia el presente mientras a sus costados pasan imágenes de la historia que mira como si hubiese sido protagonista.
Lanata en Día D
Jorge Lanata es el rey de la ironía y del periodista punzante, atento y laburador. Siempre está lleno de papeles, fumando descontroladamente y nunca le alcanza el tiempo para poner al aire todo el material que tiene. El programa comienza generalmente con alguna ironía hacia “manzanita” Sofovich y despues, como muchas revistas, presenta un índice donde cuentan los temas y entrevistas que se van mostrar en el transcurso de las dos horas.
Día D pretende ser un resumen de la semana, señalando día por día los sucesos ocurridos como si fuesen interferencias, conjuntamente con entrevistas a personajes famosos, que generalmente tienen relación con lo político.
El conductor generalmente utiliza el eje o-o para presentar notas e interferencias, o para contactar al público al comienzo o al final del programa, momento en el que presenta a un grupo de música. Por el contrario, no es invariante el hecho de que el presentador establezca el eje o-o antes y después del corte: se puede pasar al corte depués de una entrevista sin que Lanata lo haya anunciado, o se puede venir del corte y pasar directamente a una nota sin mediar el conductor.
El eje o-o es un tanto inestable. No mira fijo a la cámara. Además de sus constantes desvíos hacia los papeles que tiene en las manos, Jorge Lanata no puede dejar quietos sus ojos, constantemente parece que mirara a la gente que está detrás de cámara; el texto deja ver que fuera de campo hay una gran cantidad de personas que hacen el programa. No es Jorge Lanata solo, es todo un equipo.
Su lenguaje es totalmente coloquial, el lenguaje de la juventud. Es así que el conductor tutea al espectador, pero es un espectador individual, le habla a uno sólo, te habla a vos. Con este espectador maneja todo un juego de sobreentendidos e ironías que lo hacen cómplice de su discurso, muchas veces basado en el modelo de conversación textual de pregunta formulada, respuesta no dada y que no supone una mera asistencia del espectador, sino que da lugar a la participación.
Este modelo de contacto, presupone un espectador competente que pueda seguir sus juegos y no perderse en el camino. Es ese su sujeto enunciatario, un espectador rápido y vivaz, que está representado en el texto por la figura de Adolfo Castello, responsable de leer los llamados del público y de hacer una lectura de distintas revistas y diarios.
Por otra parte, el texto juega mucho con el nivel indicial, a través del cual realiza juegos que involucran fuertemente al espectador, como por ejemplo hablar del Goldengate con falsos lingotes de oro, o representar cual debería ser el tamaño de La Rioja segun el porcentaje que se lleva de los fondos para las provincias.
Durante las entrevistas, no hay uso del eje o-o y la asistencia es total. Entrevistador y entrevistado se miran alos ojos todo el tiempo y se resaltan los gestos mediante primerísimos primer planos y una iluminación tenue.
El texto en ningun momento oculta que se trata de un medio, de algo construído. El estudio no tiene nada que ver con el living de una casa ni con un escritorio. Es una escenografía televisiva, totalmente mediática. Es muy común que se muestren las cámaras o las imágenes a traves de un televisor y que se escuche el ruido fuera de campo de la gente trabajando.
Los desplazamientos que el conductor realiza por el estudio son bastante libres, pero generalmente no camina en el aire. Puede aparecer sentado en alguna de las letras del DOMINGO, o parado junto a los números del día correspondiente. Por otra parte muchas veces juega con las letras, dándolas vuelta y utilizándolas como una especie de escritorio sobre el que se acoda.